Tras haber experimentado un final trágico el reino de Judá en el 587 a.c el rey de Babilonia, Nabucodonosor, venció todas las resistencias de la capital de Jerusalén. Destruyo el muro y sus fortalezas, arrastro el templo y deportó a babilonia a la población más culta y rica. De esta manera la situación de los que permanecieron en Judá y de los que partieron para el exilio era desoladora y triste; tras esta sentencia la población “Dios no los había olvidado”.
Babilonia al dominara a Judá no hizo nada para reconstruir los muros de Jerusalén, sus fortalezas y su templo. Peor seguía exigiendo el pago de los impuestos.
Nabonid, soberano de Babilonia, se opuso al poder de los sacerdotes de Marduk al restablecer las antiguas formas religiosas de la divinidad Sin (la luna) y a favorecer su culto y la restauración de los santuarios a ellos dedicados. Estaba mucho más preocupado de su devoción personal que de las cuestiones del Estado. Con esto se ganó la enemistad.
Por tanto Ciro poco a poco fue conquistando los imperios de los Medos, parte de hacia menor, las planices de Babilonia, de siria, de Israel y de Egipto.
Ciro dio confianza a los pueblos que fue conquistando con su respeto a la cultura y las tradiciones religiosas.
Planes de reconstrucción de Judea, Persia se convirtió en el mayor imperio de Oriente. Estuvo dividido en provincias conocidas como satrapías, gobernadas por sátrapas (Est 8,9) y por gobernadores. Judá pertenecía a la quinta satrapía. Ya no dependía de Babilonia sino de Persia. El pueblo se vio perdido como una pequeña comunidad étnica perdida en un vasto imperio en medio de muchas razas. Estaba obligado a seguir aceptando un rey extranjero que le daba normas y leyes y vivía vigilado por un ejército que controlaba el pago de impuestos y tributos. Judá ya no decidía su destino ni veía posibilidad de independencia política en el futuro próximo.
Si bien es cierto en los texto Bíblicos y extra bíblicos se ve que Ciro, Rey de Persia demostró interés por la reconstrucción del templo e instó a los exiliados a volver a su tierra para reconstruirlo. Nacieron entonces muchos proyectos de reconstrucción de Judá, que comenzaron en el tiempo de Ciro, hacía el año 537 a. c.
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