lunes, 14 de marzo de 2011

II. DESARROLLO DE LA ÉPOCA

Antes que todo, es esencial examinar que sucedió en Judea en las décadas siguientes a la conquista Babilónica, examinar lo ocurrido entre los entre los desterrados en Babilonia y narrar lo acaecido en la ciudad en Jerusalén tras lo ocurrido en el exilio. Los textos tanto del pentateuco como la historia deutoronomista experimentaron en aquellos tiempos y lugares adiciones y revisiones. Entre tanto el  pueblo de Israel creó en Babilonia y Jerusalén  durante los siglos VI-V a.c
Uno de los objetivos en la época persa es la reconstrucción del templo, no se trata de un favor especial concedido a los judíos, sino de la aplicación concreta de la nueva política religiosa de los persas, que reconocen el culto propio de cada uno de los pueblos incorporados a su imperio y para hacerlo efectivo, dieron a los administradores de las provincias la orden de reorganizarlo y  purificarlo ahí donde había caído el desorden.
El edicto de Jerusalén (Esd6, 3-5) fue uno de los tantos y realmente solo habla de la reconstrucción del templo, no de repatriación, que posteriormente se dio la repatriación, teniendo como clave al templo es importante para entender a Israel en el postexílio. Por ende la construcción del templo es una realidad importante que va a determinar el futuro por su influjo no solo religioso-cultural, sino también social y económico. El culto convertía el lugar en el centro de atracción social y exigía recursos económicos para hacer posible las ofrendas de victimas.
En el primer momento es el templo de los retornados, pero poco a poco se quieren incorporar los antiguos residentes, pretensión que fue favorecida por los sacerdotes en cuanto que suponía mayor cantidad de víctimas. Con el paso de los años es el templo de todos los Yavistas, residentes y Judíos retornados.



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